01 RIO MANZANARES
02 BAILA MI RUMBA
03 TIRAME LA PELOTICA
04 HUMO
05 BESAME PUCHUNGUITA
06 MAQUINA LANDERA
07 PUENTE SOBRE EL LAGO
08 SIN CORAZON EN EL PECHO
09 EQUIVOCADA
10 LAGRIMAS DE AMOR
Las primeras manifestaciones orquestales en el Perú aparecen
durante los turbulentos años 30 en medio de una coyuntura
política nacional inestable. Las orquestas bailables de la
época se encontraban fuertemente influenciadas por sus pares
cubanas, en especial, por las orquestas “Casino de la Playa” y
“Lecuona Cuban Boys” de Ernesto Lecuona. La admiración por la
“Orquesta Riverside”, “Habana Cuban Boys” de Armando Oréfiche
y “Afrocubanos” de Machito, motivaron a la aparición de nuevas
agrupaciones en la década siguiente. Lo propio sucedió en
otras latitudes como en la República Dominicana, Panamá,
México, Venezuela, Colombia, Puerto Rico y el resto del
Caribe. Eran los tiempos de las grandes bandas norteamericanas
que aparecieron durante y después de la segunda guerra
mundial.
En la década del 50, la música tropical, como se le conocía a
la música del Caribe, constituyó todo un fenómeno socio-
cultural en el Perú. Las orquestas de César Santa Cruz,
Charles Rodríguez, “Los Locos del Mambo” de César Augusto
Altamirano, Al La Roca, Richard Baris, Carlos Pickling, “La
Swing Makers Band” dirigida por Carlos Noya, “La Récord”,
Armando Boza, Roberto Mori, Rubén Menéndez, Eulogio Molina,
Freddy Rolland, entre otras, deleitaban a la audiencia limeña,
interpretando guarachas, merengues y boleros. Sin embargo, la
que alcanzó los mayores logros y prestigio internacional,
compartiendo honores con la legendaria Sonora Matancera fue la
del maestro Luis Young Agüero, más conocido como Lucho Macedo.
Nacido en Lima el 18 de febrero de 1930, sus padres fueron don
Luis Young, un excelente pianista, compositor y arreglista que
formó su “Orquesta Young Macedo” en 1933, de quien hereda todo
el sentimiento por la música y doña Juana Agüero, quien se
ocupaba de los quehaceres del hogar. Lucho Macedo forma parte
de aquella legión de músicos peruanos que lograron la
excelencia profesional y el virtuosismo de gran maestro. Sus
inicios los dedica a estudiar la batería y el violín,
convirtiéndose a la edad de 10 años, en un niño prodigio de
esos instrumentos.
Al culminar su etapa escolar, a pesar que la música era su
gran pasión, decide estudiar arquitectura. Sin embargo, el
interesante panorama musical de aquellos años 50, lo hace
cambiar de opinión. Recibe diferentes propuestas para trabajar
como pianista y arreglista, siendo esta experiencia
fundamental para lo que a la postre sería la esencia de su
gran éxito, su dominio excepcional en el piano.
Integró la orquesta “Panchito y sus Melódicos” que animaba el
Restaurante La Cabaña del empresario León de Monzante. Un
saxofonista argentino que llegó con la orquesta de Pérez Prado
y que se quedó en el país, Ángel Bagni, más conocido como
Freddy Rolland, fue el director de esa orquesta. Sobre el
cambio de nombre, el maestro Lucho Macedo me hizo el siguiente
comentario: “Al empresario no le gustaba el nombre de Ángel
Bagni y nos pidió que le ayudáramos a ponerle un nombre mejor.
Yo, en un arranque de gracia, propuse, que se llame Freddy
Ronald, nombre de mi hijo mayor, pero, me entendieron Freddy
Rolland. Gustó el sobrenombre y fue así como se le conoció a
mi gran amigo Ángel, ¡Qué en Paz Descanse!”.
Luego de cinco años de trabajar para diferentes orquestas,
viajó en junio de 1955 a Guayaquil-Ecuador, como parte de la
orquesta dirigida por el cubano Rubén Menéndez. Una exitosa
gira de mes y medio por el país hermano lo inspiró a formar su
propia agrupación. “Me encontraba en capacidad de dirigir mi
propia orquesta. Pensé que había llegado la hora de hacerla
realidad. Pero, tenía una gran duda sobre conformar una Sonora
tipo La Matancera o una Orquesta a lo Pérez Prado...
reflexionando sobre los costos, la logística y el repertorio,
decidí en una Sonora… además, la primera en el Perú”.
Y así fue. Reunió a un grupo de buenos músicos y después de
tres meses de ensayo, participó en el programa Concentración
de Estrellas de radio La Crónica. Un concurso de orquestas que
fue conducido por el desaparecido maestro de ceremonias David
Odría. El debut no pudo ser mejor. Fueron los ganadores
indiscutibles de ese concurso obteniendo un contrato por tres
meses para actuar en dicha emisora, a partir del 2 de
noviembre de ese mismo año.
El sonido tan parecido con la Sonora Matancera fue
impresionante. Su afinque tuvo una tremenda acogida en los
radio oyentes. Tanta fue la aceptación del público que hasta
las emisoras de la competencia los querían contratar. A fines
de noviembre fue solicitado por el director artístico de radio
San Cristóbal, Pedro Tello Cadenas, para acompañar a la ya
entonces famosa Celia Cruz, quien llegaba por primera vez al
Perú. Celia le comentó: “Mire maestrito, estoy tan feliz
porque no tenía la menor idea de que aquí en Perú se tocara
tan bien la música cubana. Parece que estuviera con La
Matancera. No tiene nada que envidiarle. Me ha dejado
impresionada. Lo felicito”. El espectáculo con Celia Cruz fue
sólo el inicio de lo que posteriormente vendría, grabar en el
prestigioso sello disquero MAG del ingeniero Manuel A.
Guerrero y la definitiva consolidación como la mejor
agrupación de música tropical en nuestro medio.
Con los años, ese éxito traspasó fronteras, pues sus
grabaciones fueron editándose en el extranjero. Sellos
disqueros como: Peerless de México, Sonus de Venezuela, Discos
Victoria de Colombia, registraron verdaderos ‘records’ de
ventas. Sus versiones de: “La Boa”, “No, no, no”, “Margot”,
“Dame bururú”, “No vuelvo”, “El mujeriego”, “Compay Lobo”, “La
Bambaita”, “Yo no bailo con Juana”, “El manotón”, “Cara
sucia”, “Baila mi rumba”, “El último bembé”, “Ave María Lola”,
“Pachangueando”, “Moliendo café”, “Botaron la pelota”, “Mambo
borracho”, “Bésame mucho”, “No hay amigos”, “Burbujas”,
“Delirio”, “El sonsonete”, “Mi velerito”, “Descarga Sonora”,
“La Pachanga”, “Estamos chao”, “La pitita”, “La pollera
colorá”, “Sabor a mi”, entre otras, fueron magistralmente
arregladas por el maestro Lucho Macedo.
Debo detenerme en este punto para analizar el éxito que llevó
al maestro Macedo a liderar una de las bandas más interesantes
e importantes del mundo de la música latina. Si bien en sus
inicios imitó el sonido de la Sonora Matancera, también es
cierto, que en pocos años logró diferenciarse de la agrupación
cubana por el uso de unos arreglos más sofisticados y la
presencia de algunos solos instrumentales con ciertos giros
jazzísticos. Su piano marcó la diferencia. Recorría el son o
la guaracha con la misma facilidad que el jazz o la música
clásica. Sus solos de piano fueron tremendamente efectivos,
siempre atacando el montuno e incitando al bailador a
despojarse de sus mejores recursos. “Bésame mucho” de Consuelo
Velásquez es un ejemplo de su inigualable virtuosismo. El
mismo que conoceríamos años después con el salsoso estilo de
Richie Ray.
En febrero de 1962 viaja por primera vez a los Carnavales de
Caracas-Venezuela. Su Sonora fue recibida en el aeropuerto de
Maiquetía, como un caso único en la historia, por toda una
multitud que coreaba sus temas y que poseía una banderola que
decía: “Bienvenidos Sonora Lucho Macedo”. En mi reciente viaje
a Venezuela pude conversar con quien es una autoridad musical
en Caracas, el señor Enrique Bolívar Navas, quien me contó
sobre el impresionante recibimiento que en aquel entonces tuvo
Lucho Macedo y sus músicos. “La orquesta de Víctor Piñero, en
la pista de aterrizaje, los recibió interpretando el vals
peruano “Estrellita del Sur” y luego “Alma Llanera”, en medio
de los fanáticos que se encontraban en el lugar”. La llegada
de Lucho Macedo fue todo un acontecimiento en Venezuela y así
lo destacó el diario El Nacional, que dedicó una edición
especial titulada Los Incas del Ritmo en Caracas con fotos y
comentarios alusivos a la trayectoria de la agrupación
peruana.
A partir de esa fecha los contratos al exterior fueron
presentándose cada vez con mayor frecuencia. Viajó a los
Carnavales de La Paz-Bolivia y a las Ferias de Cali-Colombia,
en reiteradas oportunidades, siempre con el éxito
consiguiente.
En 1971, ingresa al restaurante turístico El Tumi donde
permaneció por tres años. Durante todo ese tiempo, acompañó a
las máximas figuras del género que visitaron Lima como:
Xiomara Alfaro, Roberto Ledesma, Miguelito Valdez ‘Mr.
Babalú’, Nelson Pinedo, Carlos Argentino, Leo Marini, Celio
González, Celia Cruz, Olga Guillot, Rolando La Serie y el gran
Tito Rodríguez, con quien grabó el sensacional LP 25
Aniversario. Esa producción con el tiempo se ha convertido en
fiel testimonio de la excepcional dirección orquestal del
maestro Macedo.
En 1975, viaja a Nueva York para presentarse junto con otros
grupos de fama mundial en el Madison Square Garden. En esa
ocasión alternó con las Estrellas Alegre, Johnny Pacheco,
Ricardo Ray y Daniel Santos, entre otros. Este último tuvo un
gesto muy especial con el maestro Macedo, a quien presentó
diciendo: “Por su tamaño podría ser mi hijo, pero por su
talento podría ser mi padre”. En aquella ocasión la Sonora
estuvo integrada por Carlos Hayre (Bajo), Coco Lagos (Congas),
Richard Macedo (Timbal), Emilio Chulli (Trompeta), Tomás
Rebata (Trompeta), Tito Chicoma (Trompeta), Mocho Bustamante
(Guiro y Clave) y sus cantantes, Manolo Castro y Rosita
Negreiros.
A su retorno de Nueva York, influenciado por la onda salsera
que desbordaba la ‘Gran Manzana’, decide producir un disco en
homenaje a Richie Ray, se tituló Sonido Bestial. El disco
tiene un detalle especial, no fue grabado para el sello MAG, a
pesar de su contrato vigente con esa discográfica, sino para
el sello FTA y, a fin de no tener problemas contractuales, el
disco fue presentado como la Orquesta Salsa Latina dirigida
por Luis Young Agüero. Lamentablemente, esa característica de
cambio de nombre no ayudó a la promoción del disco quedando
totalmente en el abandono radial. Soy de los pocos que deben
tener esa producción y puedo confirmar categóricamente, que es
de los mejores discos producidos en aquellos gloriosos años
70, cuando la salsa estaba en plena expansión.
Años después, en 1987, regresó a Nueva York con su cantante
Manolo Castro para integrar una agrupación de estrellas
dirigida por el maestro Johnny Pacheco, quien era gran
admirador de su Sonora. Pacheco tuvo palabras muy elocuentes
con respecto a la calidad del maestro peruano, como músico
profesional y director de primera línea. Alternó en esa
oportunidad con la orquesta de Joe Quijano, quien tenía de
pianista al gran Charlie Palmieri, con Canelita Medina de
Venezuela y de “Cali Charanga” de Colombia. Esa presentación
fue un momento importante para la carrera del gran pianista
quien, hasta ese momento, llevaba más de 30 años como director
de orquesta.
Sin lugar a dudas, el maestro Lucho Macedo es el músico
peruano de mayor trayectoria y reconocimiento internacional.
Sus discos a pesar del tiempo de grabados siguen vigentes en
el mercado latino de los Estados Unidos. Este hecho le
permitió recibir en 1996 el importantísimo trofeo mexicano “Al
Prestigio Comercial y Mejor Imagen”. Del año 1997 al año 2001,
fue galardonado con el “Sol de Oro a la Excelencia” y
finalmente, en el año 2002, le otorgaron el trofeo “Galardón
Mundial a la Calidad Siglo XXI”.
Hoy dedicado también a la enseñanza musical, el maestro Lucho
Macedo, integra una de las agrupaciones que, a decir de
muchos, ostentan el grado de “Leyendas del Ritmo”. Agrupación
dirigida por el timbalero Oscar Nieves Cornejo y que rescata
aquellos ritmos que hoy difícilmente pueden escucharse. Hace
algunas semanas fue el especial Descargas: Hoy Como Ayer y
posteriormente, Tributo a las Charangas. Esta última integrada
por los maestros Antonio Correa (Congas), Fernando La Torre
(Bajo), César Vivanco (Flauta), Héctor Cortez (Violín), Ruy
Maldonado (Violín), Carlos Uribe (Voz), Coco Auyón (Voz),
Orestes Avendaño (Voz), en la dirección Oscar Nieves (Timbal)
y Lucho Macedo (Piano).
Ver al maestro Lucho Macedo tocar el piano es todo un
espectáculo. Derrocha vida y alegría, sabor y sandunga,
calidad y excelencia. Desde nuestra página Mambo-inn.com le
extendemos nuestro afectuoso saludo y felicitación por sus
exitosos 50 años brindando alegría y satisfacción a sus
innumerables fanáticos que, ayer como hoy, siguen deleitándose
con su ‘Fabulosa Sonora Macedo’..
Por: Enrique Vigil Taboada
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