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LA SALSA DE JUAN MANUEL Y ALEJANDRO ONLINE

ORQUESTA LA TERRIFICA AÑO 1992 . MAS TERRIFICA (TOP TEN HITS TTH 1973)





SOBRE HECTOR PICHIE PEREZ

El cantante Héctor "Pichie" Pérez es una de las voces más selectas en el pentagrama salsero, cuyo arte en la interpretación ha adornado varios centenares de producciones discográficas.
Su talento no ha pasado desapercibido entre los grandes músicos y productores de salsa, para quienes el cantante es uno de los artistas más completos del género, con un color de voz brillante que se pasea a sus anchas entre tonalidades graves y agudas.

Es habitual que los productores musicales recurran a él para aderezar los coros de las grabaciones salseras de los más destacados artistas del género. Y es que su desempeño y calidad vocal son comparables –guardando las distancias– con la espléndida labor que han realizado en la música afroantillana figuras como Gabriel Eladio Peguero Vega "Yayo El Indio", Santitos Colón, Adalberto Santiago y Elliot Romero.

"Yo siempre aprecié el trabajo de esos grandes cantantes y la forma en que hacían los coros en los discos y los escuchaba para aprender. Ahí están mis influencias mayores", anota.

Enloquecido con el boogaloo
Nacido en el barrio del Bronx, en Nueva York, el 24 de septiembre de 1960, Pichie Pérez sintió atracción por la música desde niño, cautivado, principalmente, por el ritmo del boogaloo.

"En mi familia no habían músicos ni cantantes, pero a mí siempre me gustó la música. Me acuerdo que el viejo (su padre) compró una radiola y llevaba discos a mi casa y desde ahí me entró la curiosidad. Comencé a amar la música con el disco de Pete Rodríguez y su boogaloo 'I Like it Like That' y con los discos que El Gran Combo hizo en ese ritmo", recuerda.

Al cumplir los siete años de edad, el vocalista vino a vivir a Puerto Rico y, junto a su familia, instaló su residencia en la barriada Baldorioty de Ponce. Allí vivió por tres años, hasta que en 1970 se mudó al barrio Tallaboa Encarnación de Peñuelas, municipio que lo ha acogido en su suelo y lo ha distinguido como uno de los músicos más refulgentes de la Isla.

Es allí donde, precisamente, comenzó su historia artística.

Arrancó como músico
Pichie Pérez sostiene que nació "con un instinto natural por la música" y con unos grandes deseos por aprender los métodos del arte sonoro.

"Siempre tuve una inquietud por cantar y tocar. En Peñuelas empecé colándome en las actividades musicales que se daban en el barrio y la escuela y poco a poco empecé a desarrollarme", sostiene.

Fue, precisamente, en ese divagar que conoció a un grupo de entusiastas adolescentes que, como él, deseaban probar suerte como músicos integrando una banda de acero.

Tenía 11 años de edad cuando formó parte de ese grupo, denominado Los Metálicos Steel Band y en el que comenzó ejecutando el güiro y la campana. Poco después terminó tocando todos los drones que armaban la sonoridad del conjunto.

Esa experiencia fue crucial en su desarrollo artístico, permitiéndole absorber técnicas y destrezas musicales que le sirvieron de ayuda para alimentar sus primeras mañas en el oficio.

La jornada con Los Metálicos Steel Band duró tres años y en ese ínterin el artista también participó en la fundación del sexteto Los Metálicos, en el que se destacó tocando marimba y vibráfono.

Éste era un grupo derivado de los jóvenes músicos de la banda de acero que disfrutaba de interpretar las canciones más famosas de los conjuntos de Joe Cuba, la Zodiac y Kito Vélez.

Hasta entonces, Pichie Pérez no había probado suerte como vocalista, aunque cantar era una de sus principales aspiraciones. Mas su desempeño musical era fundamentalmente intuitivo, con la grandeza de que podía desempeñar un ejercicio espléndido en la interpretación del vibráfono, los timbales y los instrumentos de percusión menor.

Sus inicios como cantante
A los 14 años de edad, Pichie Pérez comenzó a tomar clases de música en la escuela "Adolfo Grana Rivera" de Peñuelas y se concentró en aprender a dominar todos los instrumentos percusivos, en especial el timbal.

Su maestro fue el trompetista Joe Rodríguez, quien, además, era director de la orquesta La Terrífica, una agrupación que años más tarde contribuyó a ampliarle sus horizontes musicales.

Justo en ese momento, en el año 1974, el neófito artista comenzó a cantar, aunque su labor en el sexteto y en la banda de acero continuó concentrándose en la ejecución instrumental.

Es entonces cuando fue reclutado para ingresar en la orquesta La Preferida, una banda originada en el barrio Indio de Guayanilla.

"Llegué a La Preferida por medio de un músico del barrio Tallaboa Encarnación de Peñuelas llamado Cervando Díaz y que tocaba el tres en ese grupo. Él me recomendó porque en ese momento necesitaban un cantante, aunque le advirtió a su director que yo era menor de edad y que si mis padres lo consentían tenían que llevarme temprano a casa", recuerda.

Esa experiencia lo obligó a desarrollar sus talentos en la vocalización, por lo que el artista la considera "su primera escuela".

Sin embargo, La Preferida era un conjunto novel, pequeño y muy regional que no vislumbraba posicionarse con fuerza en el mercado musical de la época.

Aun así, los integrantes del grupo se aventuraron a producir un disco de 45 rpm para el sello Orben Records y que incluyó los temas "Traidora" y "Borinquen", interpretados por Pichie Pérez.

Esa grabación, que apareció en el mercado a finales de 1974, no tuvo ninguna repercusión comercial, aunque para los músicos significó un trabajo que aún conserva un valor sentimental incalculable.

"Nunca hubiera imaginado que iba a grabar cantando tan joven, y con esa orquesta lo logré. Como éramos un grupito que estaba empezando no pasó nada con la producción, pero ahí están las huellas de mis comienzos", afirma.

Su arte, sin duda, se curtió a la sombra de la orquesta La Preferida, en la que participó por espacio de dos años.

A partir de esa experiencia, el nombre de Pichie Pérez comenzó a refulgir como el de una de las grandes promesas artísticas del género salsero.

Es entonces cuando el joven artista recibió un acercamiento de su profesor de música, Joe Rodríguez, quien convencido de su gran talento y sus habilidades musicales lo invitó a formar parte de su orquesta La Terrífica.

Rúbrica de la Sonora Ponceña

PARA EL veterano cantante Pichie Pérez, la salsa llegó para quedarse y es un sello distintivo de nuestra identidad caribeña que, pese a los cambios que ha sufrido en las últimas décadas, se ha mantenido en el gusto popular.
Contrario a varios exponentes salseros más puristas, el vocalista de la Sonora Ponceña sostiene que las innovaciones que ha experimentado el género en el último tiempo no lo han socavado y que, por el contrario, han contribuido a su supervivencia en momentos en que el mercado ha prestado atención a otros productos musicales.

"La salsa ha tenido sus cambios. Hay sangre nueva y gente que quiere echar pa'lante esto. He presenciado varias evoluciones y etapas en la salsa y todas han sido para bien porque, de una u otra forma, nos ha mantenido vigentes, y eso hay que tenerlo presente", dice.

Pichie Pérez habla con propiedad y no es para menos. Como representante de la generación de salseros de los años 70, ha sido protagonista de las transformaciones del mundo musical y conoce de la metamorfosis rítmica que ha padecido el género. En cambio, prefiere mantenerse fiel a la propuesta salsera más cadenciosa que domina los patrones armónicos de orquestas como la Sonora Ponceña, la agrupación que ha marcado con fuerza su historia.

La presencia del veterano cantante peñolano en la banda que comandan don Quique y Papo Lucca se hizo sentir, en una primera etapa, con las producciones "Future" (1984), "Jubilee" (1985), "Back to Work" (1987) y "On the Right Track" (1988).

Acompañándose de una de las más poderosas orquestas de salsa antillana, el intérprete comenzó a situarse en un escalón luminoso, al lado de otras grandes figuras del género.

Sin embargo, el éxito logrado hasta ese entonces con la Sonora Ponceña se interrumpió tras éste aceptar una jugosa oferta del maestro Tommy Olivencia para ingresar a su agrupación, en lo que significó su retorno a La Primerísima.

Contrario a su primera estancia laboral con este grupo, su reaparición estaba movida por la promesa de grabar un disco que lo destacaría más como intérprete entre las lides salseras.

"En 1989 me fui con Tommy Olivencia porque, en parte, pensé que estando con él podía salir después a hacer mi propia orquesta, que era lo que pasaba siempre con sus cantantes y por lo que a esa banda le llamaban 'la escuelita'. Antes de irme de la Sonora (Ponceña) había grabado el tema 'Yaré', que luego salió en el disco 'Into the 90's' con la voz de Luisito Carrión", admite.

De esa manera, en 1990 apareció en el mercado la producción "Enamorado y qué", bajo el sello Emi Latin, que es, sin duda, un álbum exquisito.

Poco después de la publicación del disco, Tommy Olivencia enfrentó un problema judicial que lo mantuvo alejado de los escenarios por cinco años. Ante ese infortunio, la promoción del disco se afectó.

El cantante continuó trabajando con la agrupación al tiempo que –gracias a la ayuda de Papo Lucca y Georgie Padilla– comenzó a preparar un demo con la canción "Espuma y arena", con la ilusión de correr suerte como solista.

Sin embargo, justo en ese momento el cantante Luisito Carrión abandonó la Sonora Ponceña para aceptar un ofrecimiento de la casa discográfica Musical Productions. Ese hecho abrió las puertas para que Pichie Pérez se reintegrara al grupo.

En 1992 apareció en el mercado el disco "Guerreando", que marcó una nueva etapa en la historia musical del cantante, seguido por "Birthday Party" (1993), (1993), "Apretando" (1995), "On Target" (1998), "45 Aniversario" (2000), "Grandes éxitos" 2002 y "Back to the Work" (2004).

Desde entonces, Pichie Pérez ha sido protagonista de varios de lo capítulos más gloriosos en la historia de la Sonora Ponceña aportando su gracia y figura, aunque su voz también se ha distinguido en las grabaciones "De aquí pa' allá" (1994) y "Parrandas que llegan" (2000).

Asimismo, el talento de este destacado intérprete ha enriquecido más de doscientas producciones discográficas –en coros y percusión menor– trabajando con las más prestigiosas casas productoras y para los más famosos vocalistas del género.

Destacado cantante y percusionista

RECIÉN CUMPLIDOS sus 16 años, y siendo apenas un joven escolar, Pichie Pérez probó las mañas musicales que había desarrollado hasta entonces con una agrupación profesional.
Se trató de la orquesta La Terrífica, un grupo de salsa dirigido por el profesor de música Joe Rodríguez, quien no perdió oportunidad en reclutar a su alumno para que fungiera como vocalista del grupo.

La relación de ambos artistas había nacido en la escuela "Adolfo Grana Rivera", donde el joven cantante se había desempeñado hábilmente en la banda escolar.

Además, sus años como integrante de la banda de acero, el sexteto y La Preferida daban fe de su indiscutible talento, tanto en la práctica de la percusión como en el ejercicio de la vocalización.

Formar parte de una agrupación como La Terrífica le permitió al artista desarrollarse musicalmente y conocer de primera mano las interioridades del mundo de la salsa.

"La experiencia aquí fue tremenda porque fue mi primera gran orquesta", acentúa el cantante.

En los años 70, La Terrífica se dio a conocer como una de las agrupaciones más rítmicas del ambiente musical, razón por la que fue seleccionada por los regentes del sello discográfico Fania –junto a La Mulenze, Pedro Conga, Concepto Latino y la Puerto Rican Power– para formar parte del núcleo de orquestas nacionales que acompañaban a las estrellas salseras de este sello en sus visitas a Puerto Rico y en algunas de sus presentaciones internacionales.

Esta oportunidad puso a un novato Pichie Pérez en contacto con figuras de la talla de Pete "El Conde" Rodríguez, Ismael Miranda, Santos Colón, Adalberto Santiago, Vicentico Valdés y Junior González, entre otros.

"Mis primeros años con La Terrífica fueron bien determinantes en mi carrera porque ahí fue donde conocí a los grandes salseros de la época. En ese tiempo Aníbal Vázquez y Cuco Quiñones estaban de road managers de la Fania en Puerto Rico y eran los que nos daban los guisos y en muchas ocasiones también nos pusieron a viajar a otros países para acompañar a estos artistas", recuerda.

Al ingresar a esta agrupación, Pichie Pérez compartió sus tareas como cantante con la estelar vocalista Yolanda Rivera, junto a quien trabajó su primer proyecto discográfico para el sello Internacional, en 1976, y que se tituló "Sabor a pueblo".

Las melodías de este álbum fueron "Mi corazón es para ti", "Para que sufras", "Guaguancó número 3", "Chinaguanchi", "La leyenda del Guayanés", "Está de más", "Doctor que me muero", "Fulana de tal" y "Ay, no sé".

Este disco no logró el impacto en el mercado que merecía, pero aun así sentó una digna presencia en el ambiente salsero al exponer al público el trabajo de una de las agrupaciones más solicitadas en la Isla.

La historia musical de Pichie Pérez y La Terrífica continuó con la producción de un álbum homónimo (1977) realizado para el sello Promo Sound, propiedad de Tony Conga, y en el que también se destacaron las voces de Yolanda y Berto Rivera.

Este trabajo, en el que el fenecido cantautor Tony Croatto fungió de técnico de grabación, se dio a conocer por el tema "Los días de mi vida", una composición de Flor Morales Ramos ("Ramito").

También incluyó, entre otras, las melodías "Eso mismo digo yo", "Yo no sé nada", "Cuando tú me quieras", "Medley de merengues", "La vida se llama mujer" y "Humo a la cabeza", estas últimas de la autoría de Luiggi Texidor.

A partir de esta producción Yolanda Rivera abandonó el grupo para integrar la Sonora Ponceña de don Quique y Papo Lucca.

Con esta baja, y tras la salida del timbalero Ramón Ortiz, Pichie Pérez asumió la responsabilidad en la ejecución del timbal, además de su rol como cantante porque "como dominaba bien el instrumento Joe Rodríguez, que fue mi maestro de percusión, me puso a cantar y a tocar a la vez".

En 1978 apareció el tercer álbum de La Terrífica, en esta ocasión para el sello Artomax de Tomás Figueroa. Para esta producción Pichie Pérez compartió la parte vocal con Manixx Martínez, la nueva adquisición del conjunto.

Este álbum se dio a conocer por la cadencia del tema "Pura", aunque también grabaron "Otro le lo lai", "Quiero estar contigo", "Camino verde", "Me está doliendo el alma", "Quítame este dolor", "Juguetes del destino", "No cumples con tu deber", "Vecina" y "No te perdono".

En esos años, esta agrupación se destacó más por los trabajos que realizó acompañando las presentaciones de Ismael Miranda que por el crédito de sus grabaciones musicales, a pesar de que siempre mantuvo una línea rítmica auténtica que le imprimía un sello de identidad singular.

Empero, a partir de 1979 la historia de La Terrífica –y la de sus cantantes– tomará un nuevo curso, toda vez que entraron a competir con fuerza en el mercado midiéndose mano a mano con las bandas más portentosas de la época.

Querendón de los melómanos



LA PRESENCIA del cantante Pichie Pérez se hizo notar con fuerza en el ambiente salsero tras el éxito que alcanzó la producción de la orquesta La Terrífica "Casa pobre, casa grande" (1979), en la que refulgió con su interpretación de "Ni llanto ni velorio", una composición de Félix Castrillón.
Este álbum, representó, a su vez, el momento más glorioso para esta agrupación luego de haber trabajado arduamente desde mediados de la década de 1970.

Con los laureles derivados con "Casa pobre, casa grande", que también contó con las melodías "No me vuelvo a enamorar", "Se acabó la soledad", "Por ti seré", "Nunca serás mía", "No te vayas", "Recordar es vivir" y "Mi pueblo Ponce jardín", la agrupación cesó su función de acompañamiento de otras figuras salseras para concentrarse en el desarrollo de su propuesta musical con las voces de Pichie Pérez y Mannix Martínez.

Dos años después, apareció el disco "Hinca la yegua", que también gozó del respaldo de los melómanos y que logró colocarse como uno de los más solicitados en la radio nacional.

De esa producción resaltó el tema "Como da vueltas la vida", que los vocalistas del grupo interpretaron a dúo. También grabaron "Crispina", "Buena suerte", "Canción de los pobres", "Déjame la puerta abierta", "Ciegamente" y "Mujer sencilla".

A partir de ese momento, Pichie Pérez decidió abandonar el grupo por diferencias conceptuales con su director Joe Rodríguez.

"Salí de La Terrífica porque querían hacer unos cambios para buscar más resultados y es cuando entra al grupo Héctor Tricoche. A pesar de que me fui a trabajar con la banda de Tommy Olivencia aún estaba atado (con La Terrífica) porque tenía un contrato exclusivo con el sello Artomax y todavía tenía que hacer una grabación más", narra el artista.

Su arribo a la poderosa orquesta del maestro Tommy Olivencia se dio por medio del director musical del grupo Elliot Feijoo, quien habló con el cantante en la parada 15 de Santurce y le solicitó que audicionara con el grupo porque, en esos momentos, estaban buscando un vocalista para acompañar en los coros a su cantante estelar Frankie Ruiz.

"Tommy no me conocía, pero cuando empiezo a hacer el trabajo se interesó rápido en grabarme. La mala suerte era que todavía me quedaba por hacer un disco con La Terrífica y por eso no me pudo grabar", manifiesta.

Empero, su voz figuró en los coros de una de las producciones que la orquesta realizó para Frankie Ruiz, además de haberse dado a conocer entre los fanáticos del denominado "Tártaro de la Salsa", quien era considerado la gran estrella salsera de esos tiempos.

Ganó fama con la Sonora Ponceña
En 1983, el director de La Terrífica, Joe Rodríguez, requirió de los servicios de Pichie Pérez para cumplir con el contrato pendiente con la compañía Artomax. De esta reunión surgió el álbum "Por todas partes", en el que grabó junto a Héctor Tricoche.

Tras la realización de este álbum, el cantante retornó a la banda de Tommy Olivencia, con la que deseaba hacer una producción discográfica.

Sin embargo, el vocalista asegura que aun cuando Tommy Olivencia quería trabajarle un disco, nunca lograron obtener la confianza de los productores Julio César Delgado y Frank Torres, directivos de la casa discográfica TH Records.

Esa situación desalentó al artista, quien permaneció en la orquesta por espacio de ocho meses adicionales hasta que recibió la oferta de don Quique Lucca para formar parte de la Sonora Ponceña, en sustitución de Yolanda Rivera.

Antes, Papo Lucca le había hecho un acercamiento pero éste lo rechazó puesto que aún cifraba sus esperanzas en que los regentes de TH Records le produjeran un álbum.

"Recuerdo que estaba de viaje por Barranquilla (Colombia) y cuando regresé mi mamá me dijo que don Quique me había ido a buscar a casa. Yo me sorprendí y fui corriendo a su casa y cuando me vio me dijo que me necesitaba para que ingresara a la Sonora (Ponceña)", apunta.

Pichie Pérez aceptó la invitación sin demoras y de inmediato comenzó a refulgir como una de las voces importantes de una de las agrupaciones más rítmicas y melódicas de la salsa, compartiendo escena junto a Miguelito Ortiz, Toñito Ledée y Edwin Rosas.

Su primer baile con la Sonora Ponceña fue el 23 octubre de 1983, en un festival de bomba y plena celebrado en el barrio San Antón de Ponce y donde vocalizó los temas que antes interpretaba Yolanda Rivera y otros que Miguelito Ortiz le cedía de su repertorio.

Poco después, en 1984, participó de la grabación del álbum "Future", en la que brilló con su interpretación de "Dulcero".

TOMADO DE

http://es.groups.yahoo.com/group/herencialatina/message/3619